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domingo, 17 de septiembre de 2017

ORNAMENTO Y PECADO: LAS VIDRIERAS ABSTRACTAS DE LA CATEDRAL DE CUENCA

Rosetón del lado de la nave derecha, de Torner.
    Dediqué una entrada anterior a reivindicar las vidrieras modernistas y las catedrales Neo Góticas a partir de la sorpresa que para mi supuso ver las que tanto abundan en Irlanda (y en el Reino Unido en general). Pretendía cuestionar la idea, me temo que muy generalizada, de que, si no son genuinas vidrieras góticas en una catedral auténticamente gótica, dedicarles un un solo minuto es desperdiciarlo en un pastiche, demostrando no tener ningún criterio. . 
    A través de otras vidrieras, las de la catedral de Cuenca, vamos a enfrentarnos con el arte abstracto del siglo XX, tan impopular siempre, tan cuestionado y sometido a severa revisión ahora mismo.
    Esta catedral en bien conocida. Por la fecha de su inicio, 1196, es de las  primeras catedrales góticas de Castilla, pero su proceso constructivo sufrió múltiples alteraciones y contratiempos. A lo largo de la historia todos los estilos artísticos han dejado su huella, y tiene partes renacentistas, platerescas, barrocas, neoclásicas... Ya en el siglo XX, en 1902, se derrumbaron una torre y la fachada barroca que tenía entonces, y a lo largo de las primeras décadas del siglo XX se construyó la fachada actúal en neogótico. (Lo que era el criterio habitual. La fachada que vemos hoy de la catedral de Barcelona se construyó a partir de 1882. Es neogótica.) 

   LAS VIDRIERAS
   De las antiguas vidrieras solo se conservan en la actualidad 5, 4 de ellas están en la Capilla de los Caballeros y la del rosetón Norte, que corona el arco de Jamete, obra del vidriero Geraldo de Holanda, de 1550.  Para que el templo no deje de ser un catálogo de estilos artísticos, las demás se instalaron a partir de 1990, como resultado del proyecto realizado  por Gustavo Torner, Bonifacio Alfonso, Gerardo Rueda y Henri Dechanet. Y, eso sí, se realizaron previa elavoración de un programa iconográfico y ''narrativo'', tal y como se ha hecho siempre:

   " El programa elaborado por el Cabildo que fue entregado a los 4 autores ofrecía una orientación iconográfica sobre el mensaje que querían que transmitieran las vidrieras: La Historia de la Salvación, pasando por las etapas de la Creación, Redención y Glorificación. El proyecto fue encargado al arquitecto Magín Ruiz de Albornoz y al maestro vidriero francés Henri Dechanet.

Finalmente, todas las vidrieras se diseñaron en clave abstracta por los cuatro artistas contemporáneos vinculados a la ciudad de Cuenca mencionados anteriormente (Saura y Lucio Muñoz declinaron la invitación para participar en el proyecto) con la excepción de la que se encuentra en la Capilla de San Mateo, ideada por el arquitecto Magín Ruiz de Albornoz.
Los autores se encargaron de realizar los bocetos, que tuvieron que ser aprobados por el Obispado y el Cabildo Catedralicio y examinados por la Comisión del Patrimonio Histórico de Cuenca. Posteriormente se encargó su elaboración a la Cooperativa de vidrieros “VITREA”, que tenía sus orígenes en la antigua Escuela Taller de Restauración de Cuenca y estaba dirigida por Henri Dechanet. Los vidrios se encargaron en la prestigiosa fábrica francesa de Saint Just".
  
   Me limitaré a poner  las vidrieras. Otros las han analizado y hecho la exégesis mejor de lo que yo lo haría. Las fotografías son mías, a excepción de las de Gerardo Rueda, que resultan difíciles de fotografiar bien por su ubicación. Su significado más pormenorizado y explicado lo podréis encontrar en estos enlaces:



GUSTAVO TORNER

 Historia de  la salvación:
El ADN                       El hombre                     El pecado                    La salvación


Atardeceres de Cuenca

   BONIFACIO ALONSO
   Bonifacio basó su programa en el Génesis, y fue el único artistas que, una vez esmaltados los vidrios, los repintó.







   GERARDO RUEDA 


   Es el artífice de los doce vitrales circulares del triforio, en los que se recogen referencias alegóricas a algunos poemas de Dante. En sus creaciones se aprecia una reflexión sobre el proceso que lleva desde la materia hasta el espíritu mediante el arte.

 
En sus vidrieras aparecen formas abstractas de tonos intensos (amarillo, naranja, verde, azul, etcétera) que, proyectadas sobre los muros, crean un juego de haces de luz y color en el interior del templo.





   HENRI DECHANET
   En todas ellas tomó como fundamento la palabra divina e ideó motivos como el de la Glorificación, ejecutándolas con curvas y círculos de colores variados que van del blanco al negro, pasando por el amarillo, el verde o el azul.




   
  A mi me parece que estas vidrieras exponen bien el problema del arte abstracto: que necesita ir acompañado de un manual de instrucciones, de una explicación previa. Si no es así, es completamente imposible "leer" estas imágenes. 
   Por el contrario, este rosetón de  1550, en la misma catedral, sí que somos capaces de leerlo y entenderlo correctamente. Incluidos en la misma imagen están los elementos necesarios para que cualquier persona de su época, con el bagaje cultural medio de su época, pueda reconocer "el arbol de Jesé", que nos ilustra la genealogía de Cristo. 


   
    El arte abstracto, sin información previa, no puedes leerlo porque en esas imágenes no se incluye nada que nos de pistas. El código ya no es colectivo. A fuerza de reclamarse creación rigurosamente individual, resulta rigurosamente hermético. Para el público general se convierte, en el mejor de los casos, en algo bonito, que decora, pero sin "relato".
    El arte del siglo XX enarboló como una de sus banderas eliminar lo accesorio, buscar lo esencial, suprimir lo anecdótico , abolir lo decorativo.  Sin embargo el 99,9% de las personas que pasan por la catedral no ven en estas vidrieras más que ornamento. Les gustan, porque son  "bonitas" y coloridas, sí, pero sólo ven decoración. Nadie ve, nadie puede ver las referencias a Dante, al ADN, al Génesis o a la palabra divina.
    Adolf Loos se estará revolviendo en su tumba. Si para él, en el verdadero siglo XX, el gusto por el ornamento  era síntoma de una mentalidad delictiva, y por tanto debía considerarse un delito, aquí quizá viera pecado.