jueves, 22 de enero de 2015

MOTOMUTANTE MAROTO: CONVENCIONALISMOS GRÁFICOS DE LOS TEBEOS

    En la viñeta que puse en la entrada que dediqué a  la “síntesis asincrónica” utilizaba el típico convencionalismo gráfico con que en el tebeo se dibuja la trayectoria de un móvil: las líneas cinéticas. En esta nueva página del Motomutante Maroto abuso, además, de otro recurso típico del cómic: las onomatopeyas.

    La forma de editar tebeos que se ha dado en llamar "novela gráfica" ha supuesto una innegable revolución en el medio. Esta revolución ha alcanzado tanto a los contenidos (temáticas inéditas y más "adultas": reportaje periodístico, filosofía, autobiografía, ensayo...; estéticas más innovadoras: el diseño como recurso narrativo...) como a lo puramente industrial (otros formatos físicos, otro público que antes no leía tebeos, otros canales de distribución, otra proyección mediática).
   Es curioso observar que toda esta revolución del lenguaje del tebeo, este éxito, se logra renegando, en parte, de algunos de los recursos estéticos y narrativos más reconocibles y clásicos del tebeo. El cómic, como lenguaje narrativo que combina imagen y texto en paridad de importancia, ha procurado siempre superar las limitaciones de la imagen fija para mostrar lo que no se puede ver: el movimiento y el sonido. Y lo ha logrado mediante dos convencionalismos gráficos tan característicos como las líneas cinéticas (las que dibujan la trayectoria de un movimientoy las onomatopeyas.
   A menudo se olvida que cualquier texto que leamos es una imagen y que cuando aprendemos a escribir empezamos aprendiendo a dibujar las letras. Si el texto es imagen, puede ser el protagonista de una viñeta.
Stephen Bissette en Swamp Thing
 
Walt Simonson en Thor

Vázquez en "Anacleto".
Stephen Bissette utiliza la onomatopeya además como línea de trayectoria.

  Y aunque la física nos dice que no podemos saber a la vez la posición y la velocidad de una partícula en movimiento, el cómic casi ha logrado resolver ese problema.
 
Jacovitti, "Coco Bill"
Francisco Ibáñez, "Valor y al toro".
 Formidable alarde en el uso de onomatopeyas
y líneas de trayectoria de un movimiento 

en una larga secuencia.
Uderzo en "Asterix en Bretaña"

Precisamente la representación del movimiento es una de las soluciones visuales que emparenta el tebeo más clásico con el arte de vanguardia en un camino de ida y vuelta. Y la abstracción que supone "ver" el ruido también ha atraído al arte contemporáneo
E. C. Segar en ´"Popeye"1931.                       Giacomo Balla , 1912
Will Eisner nunca dudó en utilizar todos l
os recursos que le brindaba el medio.


Dos ejemplos de onomatopeyas, una de Sergio Toppi, y la otra del muy conocido Roy Lichtenstein
El caso es que a mí nunca ha dejado de sorprenderme la timidez, cuando no renuencia, con que, en general, los autores que se han considerado más respetables en el comic clásico y los de la actual "novela gráfica" utilizan las onomatopeyas y las líneas cinéticas. 




Spiegelman en "Maus". La viñeta de abajo es la única en
 la que la línea de movimiento se convierte
 en parte integral de la image


Joe Sacco, por ejemplo, en su “Gorazde”, que está lleno de explosiones, tiros y gente corriendo, no utiliza ni una sola onomatopeya y ninguna línea cinética. Al parecer las imágenes dibujadas deben procurar asemejarse a una instantánea fotográfica para ser más serias. (Dicho esto, quien no haya leído “Gorazde, zona protegida” que vaya corriendo a conseguirlo. Es un libro excepcional. Para mí el mejor de Sacco.) 










Edgasr P. Jacobs, en una de  sus 
más exageradas utilizaciones de
líneas cinéticas,  estrellitas del golpe
 y onomatopeya temblona, "adjetivada".



Otros autores como , Satrapi, Spiegelmann, Paco Roca... sí las utilizan, aunque poco, con timidez y hasta con deliberada torpeza, como pidiendo perdón por usar un recurso que parece entenderse como infantilizante, desdramatizador, algo que rebaja el nivel intelectual del producto. En cierto modo se vuelven a entender las viñetas como ilustraciones, como en el siglo XIX y casi como Foster en el Príncipe Valiente.

 En Hergé, Edgar P. Jacobs, Spiegelman o Paco Roca las onomatopeyas no llegan a integrarse en la imagen. Están tratadas como texto rotulado sobre la imagen, como las trataba Rudolf Dirks en los primerísimos años del siglo XX. Y las líneas cinéticas son de lo más discretas, evitando  que tengan el protagonismo que tienen en los vigorosos  ejemplos de Uderzo o Jacovitti.
Es posible que la extrema irrealidad, el grado de abstracción que implican estos recursos, los haga más aptos para la narración humorística o de aventuras. 






Rudolph Dirks, "Katzenjammer Kids"
1905-1910
También es posible que el lector adulto no habitual de tebeos perciba estos convencionalismos como cosa de niños y que quizá de modo inconsciente los autores prefieran evitarlos.
Llevamos tantos años intentando que los tebeos sean considerados como un medio de expresión "adulto", que nos tomen en serio, que es posible que este sea un peaje que se ha decidido pagar.


No pretendo llegar a ninguna conclusión crítica . Todos los autores que cito me encantan y creo que son de lectura obligada. 
Y de todos modos esto no pretende ser un estudio exhaustivo del tema. Estoy seguro de que todo lo que digo será perfectamente matizable y corregible.
No me he leído todos los tebeos del mundo, así que cualquiera sabe. 


Paco Roca "Los surcos del azar",2013