A estas
alturas del siglo XXI todos hemos aprendido que hay que ser “políticamente correcto”.
Una de sus expresiones más visibles en
la cultura popular es la paulatina desaparición del perfil del héroe como “varón
blanco anglosajón y heterosexual” exclusivamente. Hace ya tiempo que las
mujeres y las minorías (?) étnicas exigen
tener la presencia que les corresponde. Y, desde luego, todo lo relativo a cuestiones
de género y de identidad sexual no se ha quedado fuera de esta reclamación
de visibilidad.
A esto hay
que añadir que todas las formas de entretenimiento mínimamente industriales intentan captar un público global y no están dispuesta a dejar
que nadie se escape. Aquellos guetos culturales tradicionalmente juveniles y masculinos,
como lo fueron los videojuegos y los tebeos, ya no son ni guetos, ni juveniles,
ni masculinos. Los
grandes productores de entretenimiento no quieren ignorar las lógicas demandas de
normalización de todos estos colectivos. Así la mismísima editorial Marvel se ha lanzado a un aggiornamento de su plantel súper heroico.
La búsqueda de ese público total ( incluido el público femenino, hasta no hace
tanto ajeno al mundo de los tebeos) está, también, en el origen de estos intentos de complacer a todas las “minorías” y públicos
imaginables : han introducido personajes
homosexuales; el Capitán América
será afroamericano, como el Coronel
Furia ya lo es en las películas; y Thor,
desde ahora mismo, no es que cambie de sexo y de género, es que es una mujer, y todo lo que creíamos
saber de él pasa a la categoría de “sueño de Antonio Resines”. Se diría que Marvel quiere competir por el público de Modern Family. En esta línea de re-escritura correctora se hace
necesario que aparezca ya un superhéroe
discapacitado, o de la tercera edad o con síndrome de Down.
Pero todo esto es una digresión que me aleja de mi tema. Y es que, relacionado de no sé qué modo con esto de las identidades
sexuales y las cuestiones de género, he recordado la estupenda serie de Mike Barr dibujada por Brian Bolland “CAMELOT 3000” (1982-1985). En ella hacían una revisión
futurista del mito artúrico, y ofrecían
una solución “fin de siglo XX” a un “problemilla” de ese cariz con muchos y sorprendentes paralelismos al que ya planteó Ludovico Ariosto en su “Orlando
Furioso” en el siglo XVI, también en un ambiente de caballeros andantes. Como veréis hay de todo: caballeros andantes, lealtades, traiciones, encantamientos, travestismo, transgénero, problemas al asumir papeles de género, transexualidad y lesbianismo.
En un episodio del "Orlando..." vemos como Bradamte, una mujer guerrera, una auténtica "caballera" andante, se ve confundida con un hombre en una equívoca situación que termina resultando demasiado "queer" para ella. Nos lo cuenta su hermano mellizo Ricardeto, que resultará ser un espabilado de cuidado.
Que ciñe
espada y viste de armadura:
Somos mellizos
y a tal punto símiles,
Que ni
nuestra familia nos distingue.
cuando
cruzaba los vecinos bosques
sin yelmo,
fue atacada por un grupo
de
sarracenos, y se vio obligada
a cortarse
la larga cabellera
para sanar de
una muy fea herida
que había
recibido en la cabeza,
y rapada,
vagó por la floresta.
Llegó vagando hasta un fuente umbría;
sintiéndose
cansada y afligida,
desmontó del
corcel, se quitó el yelmo
y se durmió
sobre la blanda hierba.
Fiordespina
de España pasó entonces,
mientras iba
de caza por el bosque.
Cuando a mi hermana vio, toda cubierta,
excepto la
cabeza, de armadura,
y con espada, en vez de llevar rueca,
la creyó sin
dudarlo un caballero.
Le rindió el
corazón estar mirando
tan bello
rostro y tan viril figura.
Ya lejos de los otros, la conduce
a un lugar
donde nadie los moleste,
y con
pausados gestos y palabras
le descubre la herida de su pecho.
Con ardientes miradas y suspiros
dice el ansia que el alma le consume.
Ora encendida o pálida, al fin osa
arrebatarle
un beso de la boca.
Mi hermana, que entendió que aquella dama
se había
equivocado, no podía
ayudarle en su cuita, y se vio inmersa
en una
situación embarazosa.
“Mejor será (pensaba)
que deshaga
esta
equivocación que me concierne:
mostrarme quiero cual mujer amable,
y no cual
hombre vil y miserable”.
Con sabias y
benévolas maneras,
mi hermana explicó al fin que era doncella;
Pero esto no
apagó ni una centella
Aparece el tema del hechizo que puede cambiarte el sexo. Ricardeto l e cuenta por qué ha vuelto: resulta que por el camino rescató a una dama de un fauno
que la amenazaba. Y la dama resultó ser una maga.
Es decir, nos propone el final que ya hubiera querido la princesa Fiordespina, para la que no existió ningún hechizo salvador.
mi hermana explicó al fin que era doncella;
del
fuego de la dama enamorada.
No por esto creyó menos hermosos
su rostro, su mirada y su figura,
ni
recobró su corazón, que andaba
perdido ya
en los ojos de la amada.
Al verla en traje varonil, espera
que el deseo no
acabe consumiéndola,
y
cuando piensa que es mujer, suspira,
gime y llora con lástima infinita.
Se lamenta Fiordespina:
“Las
hembras, ni entre humanos ni entre fieras
se gustan: la mujer no gusta a otras;
ninguna oveja a las ovejas ama;
ninguna
cierva por las cierva brama”.
Sigue Ricardeto:
Así
llora y se afana y se consume
la bella dama sin hallar sosiego.
Se
golpea y se mesa los cabellos.
Intentando
vengarse de sí misma.
Mi
hermana, conmovida, llora y llora.
De
tan gran aflicción compadecida.
Intenta
disuadirla de su insano
deseo
pero todo esfuerzo es vano.
No obstante, Fiordespina invita a Bradamante a su palacio.
Fiordespina
atendió con gran cariño
a mi hermana y mandó que ataviaran
con ropa femenil, de tal
manera
que
todos por mujer la conocieran.
Aunque
durmieron en el mismo lecho,
fueron muy diferentes sus reposos:
una duerme y
la otra gime y llora,
sintiendo
más ardiente su deseo.
Y si el
sueño tal vez cierra sus ojos,
es sueño
lleno de imaginaciones,
y cree ver que le concede el cielo
modificarle a Bradamante el sexo.
Despierta y tiende al despertar la mano,
y al fin advierte que su sueño es
vano
¡Cuántas
plegarias, cuántos ruegos hizo
a su Mahoma y a los dioses todos
para que con milagro manifiesto
transformasen el sexo de su amada!
Grabado de Doré para este episodio del "Orlando Furioso". Aquí están Fiordespina y Bradamante despertándose. |
Mi hermana
cabalgó velozmente,
que a Montalbán llegó en el mismo día.
Y de
principio a fin nos contó toda
su peripecia, tal como yo lo he hecho.
Ridardeto planea su varonil jugada.
Con mi
esperanza urde sus nudos
(porque con
otros no podría),
me hace suyo
y me muestra la manera
de obtener
de la dama lo que quiero.
Resultará muy fácil el engaño,
pues si
todos solían confundirnos
a mi hermana
y a mí,de igual manera
se podrá confundir esta doncella.
Acude
Fiordespina y me recibe
con grandes
alegrías y atenciones,
y tal felicidad en la mirada,
que era
imposible verla más ufana.
Se me colgó del cuello y dulcemente
con fuerte abrazo me besó en la boca.
Imagínate el
modo en que la flecha
de Amor se me clavó en mitad del pecho.
Como Fiordespina cree que sigue siendo Bradamante lo
viste con galas de mujer y pasea con “ella”. Y a Ricardeto le hubieran salido novios.
Y
me reí mucho de los que, ignorando
lo brioso y gallardo que tenía
debajo de
las faldas escondido,
se insinuaban
con mirar lascivo.
…la dama no
esperó a que le contase
la razón por que había regresado ,
y me invitó, con toda gentileza,
a su aposento y a yacer con ella.
Dijo: “Tu ayuda
no habrá sido en vano,
porque con creces vas a ser premiado.
Pídeme lo que quieras, que soy ninfa
y habito en
estas aguas cristalinas;
puedo obrar maravillas; forzar puedo
a la natura y a sus elementos”.
a la natura y a sus elementos”.
Apenas hube expuesto mi demanda,
se sumergió
de nuevo sin decirme
ya nada más: su única respuesta
fue
salpicarme con el agua mágica.
Al mojarme la cara, no sé cómo,
quedé completamente transformada.
Miro y toco, y apenas me lo creo:
era mujer y
ya varón me veo!
La superchería de Ricardeto funciona perfectamente. Fiordespina está encantada con el cambio y él se lo pasa bomba, que es todo lo que pretendía.
Y el poeta remata con
la clásica metáfora bélica….
No sonaron tambores ni trompetas
dando
principio al amoroso asalto,
sino besos y arrullos de palomas
que urgían
al embate o al descanso.
No disparamos hondas ni saetas.
Yo asalté
aquella roca sin escalas,
mi
estandarte planté de una embestida
y logré doblegar a mi enemiga.
El final que da Ariosto a este romance es bien distinto del que nos ofrecen Barr y Bolland. Supongo que era mucho pedir a un poeta cortesano del siglo XVI una solución tan del sigo XX como la de "CAMELOT 3000", por muy socarrón que fuese. De hecho no es imposible que lo hubiese imaginado. En el libro hay más episodios repletos de equívocos sexuales. Aún así el final de Ariosto es bastante cínico y deja muy en entredicho la "nobleza" del varón, que en este episodio proclama a las claras que va a lo que va, en contraste con su hermana, verdadera poseedora de los ideales caballerescos en todo el libro.
Después de haber escrito esta entrada, he descubierto un
curioso romance titulado EL CASAMIENTO
ENTRE DOS DAMAS. Romance en que se refieren los sucesos de una Señora natural
de la ciudad de Viena, corte del Imperio, y la varia fortuna que tuvo,
habiéndose salido de su patria en busca de un amante suyo. Impreso en Madrid,
en la imprenta y librería de Andrés de Sotos, 1775.
Lo he encontrado en el libro “AL MARGEN DE LA LEY. Atroces, bandidas, adulteras y un casamiento
entre damas. Pliegos de cordel”. Editado por dirección única, 2018
Propone una nueva variación al tema del romance lésbico. Es la historia de Doña Gertrudis, que, abandonada por su
amante, se va de casa a buscarle vestida de caballero, haciéndose llamar Don
Carlos. De esta guisa llega a conocer a una Princesa que se enamora
perdidamente de Don Carlos. Por motivos variados, para evitar que la descubran,
don Carlos acaba aceptando casarse con la princesa. Y en la misma noche de
bodas le tiene que confesar la verdad:
La Princesa, que aguardaba / gozar los
tiernos alhagos,
y delicias del amor, / le dice: ”¿A qué
aguardas, Carlos?
¿No te vienes a acostar? / ¿qué mal suceso
has logrado
en ser mi querido esposo? / Si no merezco
tus brazos,
la culpa no tengo yo / de eso, mi querido
Carlos,
¿Por qué te afliges, mi bien?” / Le
respondió suspirando:
”Señora, advierte y repara / lo fúnebre de
este caso.
Yo
soy mujer como veis, / que mi
rigoroso astro
á este punto me ha traído.
Aquí
Carlos/Gertrudis le cuanta su historia y se sincera con la princesa, que
resultará ser una mujer muy desprejuiciada:
…y pues su alteza me estima, / hágase el
mismo reparo;
que si me descubro, soy / perdida, y así le
encargo
dé forma de que me ausente.” / La Princesa
así le ha hablado:
‘‘Pues mira querida mía, / lo que me has
participado
será algún grande misterio, / y con sigilo y recato
haremos
vida gustosa, / que es tanto lo que te amo
que
teniéndote a mi vista, / no quiero mayor
descanso.”
El problema
es que las princesas están ahí para producir descendientes, y en su entorno
empiezan las suspicacias:
..……..
Con el nombre de su esposo / hasta dos años pasaron;
Y viendo todo el concurso, / y número de
vasallos
que pasado dicho tiempo / y no se ven
coronados
con el sucesor que aguardan; / ni
que tampoco a don Carlos
bozo,
ni barba salía, / se hacen
discursos varios.
…………………..
En fin, por no ser molesto, / otros dos años pasaron.
En este tiempo en la corte, albergan dudas
sobre la masculinidad del esposo de su princesa, y no dejan de provocar
situaciones que obliguen a Don Carlos a desnudarse. Llega
un momento en que decide que tiene que huir porque ya no sabe como escabullirse
y ve que le van a descubrir.
………………..
Aquí fueron los quebrantos, / Y las
duplicadas penas,
como los copiosos llantos, / Que hacen los dos amantes,
en ver que será llegado / El plazo de sus
desdichas
y la ausencia de su Carlos.
………..
¡Oh qué dolor causaría! / ¡qué penas y qué
quebrantos!
¡qué
lágrimas tan copiosas / Y qué tan tiernos alhagos!
¡qué
suspiros, qué sollozos! / ¡y qué tan dulces abrazos!
¡qué
cariñosas palabras / entre las dos han pasado!
Como se ve
la despedida es la de dos amantes. La relación lésbica está claramente
establecida y es sólo por miedo a los prejuicios sociales por lo que deciden
separarse. Pero no se alarmen. Nuestro Señor no permitirá que un amor tan
sincero se rompa. Cuando Carlos /Gertrudis ha escapado del palacio y ya va por
el campo ocurre el milagro:
Pero Dios, compadecido / de su riesgo y su
quebranto,
quiso remediar su pena / con un portento muy raro.
Fue el caso, que andando el monte / á
distancia de cien pasos
ha divisado Gertrudis / un unicornio, que osado
hacia donde está se viene; / y confusa en
este caso,
sin saber buscar refugio / se arrimó á un próximo árbol.
Llegó
el feroz animal, / de un golpe le ha derribado:
cayó
de espaldas Gertrudis, / y en su vientre le ha formado
una
muy perfecta cruz, / y del monte se ha ausentado.
Vuelta en sí se levantó; / y admirada del
fracaso,
se reparó, y vido que / en varón se ha transformado.
El ahora sí
don Carlos vuelve corriendo a casa de su amada exhibiéndose ante todos, ahora
que puede. La Princesa que lo ve volver está extrañadísima, claro, hasta que
hablan:
No obstante la gran Princesa / quiere salir de este encanto.
a Carlos aparte llama; / y contándole este
encanto
del unicornio, al Señor / rinden debidos
aplausos,
dan debidas alabanzas, / en altas voces cantando
sus grandes misericordias, / y sus juicios tan altos.
…………….
Pasados algunos meses / el cielo los ha dotado
en
darles un sucesor, / para su gusto y
descanso.Es decir, nos propone el final que ya hubiera querido la princesa Fiordespina, para la que no existió ningún hechizo salvador.
En la historia de M. Barr el Rey Arturo y sus caballeros se reencarnan en un futuro terrible en que la tierra está en peligro. Sólo ellos pueden salvarla. El único fallo es que Tristán se reencarna en el cuerpo de una mujer. Cuando el mensajero de Arturo "lo" encuentra y "él" se re-conoce, lo primero que hace es cortarse el pelo con muy buen pulso.
Así se presenta ante Arturo, asumiendo su nuevo sexo pero considerándose tan guerrero como siempre. E insistiendo en que ella es SIR Tristan.
El problema surgirá cuando se encuentre con que su amada Isolda sí se ha reencarnado correctamente en una mujer. Es evidente que se siguen queriendo, pero le asaltan los mismos escrúpulos que a Bradamante y a Fiordespina.
Pero la maga Morgana ofrece a Tristan la posibilidad de cambiar de sexo mediante un hechizo, si traiciona a Arturo. Él se resiste. No quiere seguir en un cuerpo de mujer, pero un caballero no puede traicionar a su Rey.
Pero acabará cediendo "por amor a Isolda". Morgana le entrega un talismán que obrará el milagro a su debido tiempo.
Pero el talismán que obraría el milagro acaba destrozado y Tristán se
desespera.
...con esta gloriosa apoteosis lésbica, que Ariosto no se atrevió a proponer, remata la parte más memorable de un tebeo, por lo demás, muy entretenido.
Perdonad que haya mezclado imágenes en inglés y español. Por desgracia no disponía de todo el material en español.