A propósito de las posibles influencias del escritor Gaston
Leroux en algunas de las aventuras deTintín.
Gaston Leroux fue un prolífico autor de novelas de aventuras y misterio que alcanzó un enorme éxito en su momento. Nació en 1868 y murió en 1927. En buena medida se le puede
considerar un “folletinista”, pero “trasciende
esa clasificación dotando a sus novelas de un ritmo precipitado y misterioso
que no se conocía en su época. Lo que le distingue respecto a otros escritores
del mismo género es que sobrepujaba lo criminal e iba más allá de lo detectivesco,
volando en los cielos literarios de lo fantástico.” ( Esto es lo que pone
en la solapa de la edición de “La esposa del Sol” en la entrañable
Colección Austral .)
Entre sus numerosas obras ha tenido especial fortuna “El fantasma de la Ópera”, de 1910, todo
un icono de la cultura popular gracias a que ha sido adaptada al cine varias
veces y, todavía hoy, está en los escenarios de medio mundo en su adaptación al
teatro musical.
Es también muy
conocida la primera aventura del joven reportero Rouletabille, “´El
misterio del cuarto amarillo”, de
1907, una de las más acabadas y tempranas aportaciones al hoy clásico planteamiento
de “misterio del cuarto cerrado”, y a la que siguieron otras ocho aventuras de
este personaje hasta 1922.
Algunas de sus otras novelas siguen editándose hoy día. Es
fácil encontrar en castellano el díptico “La
muñeca sangrienta” y “La máquina de
asesinar”, novelas de misterio y terror con algo de fantasía y ciencia
ficción.
Voy a centrarme en una de sus novelas, ""La esposa del Sol", de 1912, que ya desde el título nos recuerda a la aventura de Tintín "El templo del Sol".
Es indudable que a lo largo de los años treinta sus novelas
siguieron siendo leídas, y no me parece aventurado suponer que Hergé, nacido en 1907, las conocería.
De hecho, leídos ambos libros, creo que es muy difícil pensar que entre ellos no hay
ninguna relación. A mí me resulta casi
inevitable pensar que Hergé tuvo muy presente la novela al escribir esa
aventura de Tintin.
Los argumentos son muy parecidos:
En el Perú del siglo
XX sigue existiendo en secreto el reino
de los Incas y el culto a su
religión. Los indígenas quechuas, de manera clandestina y casi subversiva, se
obstinan en mantener su religión y su organización ancestral, enfrentándose a
los europeos que pretenden investigarlos o “civilizarlos”. Uno de los protagonistas es designado mediante una pulsera inca
para ser “ofrecido” al Sol. (Tornasol en Tintín, Maria Teresa en G.L.) En ambos
libros los que llevan la pulsera son raptados por los incas clandestinos. Los
demás protagonistas occidentales emprenden la expedición de rescate. Hay una
persecución por la sierra guiados por un
indígena, porque la ciudad donde residen los Incas es una ciudad secreta de muy
difícil acceso. Tienen que recorrer las
montañas, atravesar zonas nevadas y después un pantano, y para entrar en el templo recorren una cueva-catacumba en la que aparecen momias
de los antiguas Incas. Los sacrificios al dios Sol se hacen quemando a unas
personas sobre unas piras que el propio
sol enciende mediante una lupa. Por
el camino aparece el típico general revolucionario, García que está en guerra
civil con otro general, Veintemilla. (Este aspecto de la novela de Leroux , sin
embargo, se parece más al ambiente de
“La oreja Rota”, donde Tintín conoce al coronel Alcázar, en permanente estado
de guerra con el coronel Tapioca, que
aparece fugazmente en “El templo del Sol”. ) Al final los “buenos” rescatan a
quien había sido raptado por los incas.
Hasta aquí los paralelismo en el desarrollo de la trama, que
me parecen más que evidentes.
Pero también hay
diferencias: mientras en Leroux el Inca es derrotado y acaba siendo
obligado a trabajar en un banco y a asimilarse a la cultura occidental
renunciando a su sueño de reinstaurar el imperio de sus ancestros, Tintín se despide siendo amigo de los
incas y prometiéndoles guardar el
secreto de su ciudad y sus tesoros míticos, que alcanza a ver personalmente. Esta diferencia de enfoque del final
ejemplifica la diferencia crucial entre hay entre Hergé y Leouux: el tratamiento que
se da a los indígenas.
En G. Leroux llama la atención el desprecio y la
desconfianza con que se los trata por parte de los europeos. La protagonista,
Teresa, es medio francesa, medio española, y dirige la empresa de extracción de
guano de su padre, ensoñador descendiente de los conquistadores españoles. Es
su lado francés, obviamente, el que la permite ser una empresaria pragmática,
europea de verdad y eficaz, que está encantada con los trabajadores chinos emigrantes
que empiezan a quitar el trabajo a los indios nativos. En una discusión con el
orgulloso capataz indio Huascar se expresa en estos términos:
- “Tus
indios están siempre de fiesta. Perezosos y borrachos, sólo los soportaba
porque eran tus amigos; pero ahora que me matan mis más útiles servidores, ¿qué
quieres que haga?
-¡Los
repugnantes hijos de Occidente (los chinos) no son tus servidores! ¡No te aman!
-Trabajan.
-Por una
miseria… No tienen dignidad… ¡Son hijos de perros!
-Me sirven
bien, y a los tuyos sólo les doy trabajo por compasión.”
….
- Su gente
es inaguantable. ¡Ah, esos indios, qué calamidad! ¡Un orgullo! Y no sirven para
nada; de hoy en adelante sólo daré trabajo a los chinos.
……
-Desde que
no está sujeto a la inflexible disciplina de los hijos del Sol, el indio no se
ha aprovechado de su libertad sino para entregarse a la pereza. De ahí su
miseria y una esclavitud material que le hacen recordar la prosperidad de otros
tiempos y clamar solapadamente por el restablecimiento del imperio de los
descendientes de Manco Capac.”
…..
“Sin
embargo, Natividad (es el jefe de policía) tenía su pesadilla: los indios. Aborrecía a
los quichuas, a los que consideraba hipócritas, haraganes, viciosos y capaces
de cometer las mayores infamias…”
Gaston Leroux en realidad sólo comparte y abunda en los
extendidos prejuicios raciales que dominaban la sociedad del cambio de siglo y
que se refleja en la literatura popular de la época. Pasajes parecidos, de un
racismo euro-céntrico y sobre todo anglosajón indiscutido, los podemos
encontrar hasta en autores tan respetables como Jack London ( en “La invasión sin paralelo” de 1910, propone,
simple y llanamente, la aniquilación de todos los chinos mediante guerra
química) o Conan Doyle (en “La zona ponzoñosa”, una de las aventuras del
profesor Challenger, habla directamente de “razas retrasadas” como los negros,
los aborígenes australianos, los indios y persas; en Europa, los españoles y
portugueses ….)
En Tintín se recoge algo de esa desconfianza de las autoridades hacia los indígenas, aunque no por parte de Tintín.
La actitud de Hergé es la contraria. Tintín enseguida sale
en defensa de un niño indio al que unos occidentales están maltratando. Como siempre en su obra,
muestra una simpatía y comprensión hacia los oprimidos y los marginados
encomiable.
Es posible que en sus muy primerizas aventuras, las más ingenuas,
como “Tintín en el Congo”, se mostrase desagradablemente condescendiente con
los indígenas, pero su actitud era, más bien, de paternalismo bien
intencionado. Nunca de desprecio.
La otra gran diferencia entre ambos es, cómo no, la clásica
ausencia de personajes femeninos en Tintín. En la novela de Leroux el motor de
la acción es el apasionado romance entre Teresa y Raimundo. Teresa es raptada y
Raimundo, claro, se lanza a rescatarla.
En Tintín raptan al profesor Tornasol.
Tampoco pretendo decir que Hergé plagiara el libro de Leroux
de "pe a pa", pero sí que para el plan general de la trama y para algunos
momentos concretos lo debió tener en cuenta, lo cual tampoco dice nada malo de
Hergé.
A continuación ofrezco una comparativa en paralelo entre algunos
pasajes de la novela y algunas viñetas de Tintín, sin pretender ser exhaustivo.
LA PULSERA
( Hay que decir que Athualpa no fue quemado. Le aplicaron el garrote, es decir , lo estrangularon. No mejora mucho la cosa, pero es lo cierto.)
…Pero lo
peor que podía sucederles era que el dios no las quisiera para sí. Si no las quería,
no tenía más que ocultarse el rostro con una nube y la pira no ardía.”
EL TUNEL EN LA MONTAÑA
“Aquel
corredor había sido abierto en la roca y desembocaba en unas salitas cuadradas
en donde debían de hallarse los sepulcros de los sacerdotes y de los altos
dignatarios, como se ve en las pirámides y en lo hipogeos de Egipto. En la
última de estas salas, Orellana apagó su antorcha y se arrodilló. Era
imposible, en efecto, caminar de pie, por el angosto pasadizo por el que se
deslizó, seguido de Raimundo….Los ojos del joven iban habituándose a las
tinieblas ya menos opacas. ¿De dónde procedía aquella débil claridad difusa
gracias a la cual entreveía formas, ángulos, columnas? “
LA PIRA .
Así lo describe Leroux.
“….los tres
guardianes del Templo, a los tres gnomos de cráneos deformados, que sostenían
en sus manos inmóviles un espejo de metal, haciendo converger sus rayos a un montoncito
de algodón colocado en el dentro de la plataforma de resina. ¡De este modo
atraían la buena voluntad del dios para prender fuego a la pira!
Hergé lo resuelve con el viejo truco del eclipse
oportunamente anunciado.
EL TESORO SECRETO DE LOS INCAS
Al final del libro se habla de la viuda del rey Inca que
acabó de banquero.
“Un día en
que algunas personas se burlaban de la modestia con que vivía la viuda del rey,
a la que por mofa llamaban la “Coya”, esta contó que si ella y su marido
hubiesen querido, hubieran sido los esposos más ricos de la tierra, pero los
tesoros de los incas, según dijo, pertenecen “a los muertos y a los dioses”, y
estaba prohibido tocarlos. Entonces le preguntaron si ella había visto aquellos
tesoros. La viuda contestó que su marido
se los había enseñado, y contó infinidad de historias fantásticas a
propósito del Templo de la Muerte, que nadie creyó, como es natural.”
Hasta aquí los parecidos más evidentes y que afectan a la
propia trama de la historia, e incluso al orden en que se suceden los
acontecimientos. Hay otros muchos detalles coincidentes que seguramente se
deben a la documentación preparatoria que
ambos autores consultaran.
Sólo haré un par de consideraciones más sobre este escritor
y alguna otra aventura de Tintín.
EL ARIA DE LAS JOYAS
Quizá no signifique nada, pero me pareció curioso que en “El
Fantasma de la Ópera” Leroux utilice la representación de “Fausto” de Gounod
para ambientar uno de los momentos cruciales de la acción. Y justo cuando “la Carlotta” acaba de cantar el aria de las
joyas...
“Un
estruendoso aplauso… La Carlotta hacía su entrada. El acto del jardín se
desarrollaba con sus habituales peripecias. Cuando Margarita terminó de cantar
el Aria del Rey de Thule fue aclamada. También lo fue cuando terminó la canción
de las joyas:
¡Ah! Río de verme
tan bella en este
espejo….
Entonces,
segura de sí misma, segura de sus amigos que estaban en la sala, segura de su
voz y de su éxito, la Carlotta se entregó por entero, con ardor, con
entusiasmo, con locura.”
EL JOVEN REPORTERO ROULETABILLE.
“El misterio del
cuarto amarillo”(1910)
Posiblemente estoy buscando tres pies al gato, pero cuando leí esta novela de Gaston Leroux
no pude evitar reminiscencias de “las joyas de la Castafiore”. El propio
protagonista de la novela, Rouletabille, es un joven reportero adolescente (al que se describe con una cabeza redonda como una bola, aunque no creo que este detalle sea más que casual), que vivirá
toda una serie de aventuras en escenarios exóticos.
En este caso investiga en un caserón aislado en el campo, con un gran
jardín rodeado de una tapia, donde viven una serie de personajes entre los que
se halla un científico que investiga allí. No es que “las joyas …” responda al
modelo de “misterio del cuarto cerrado”, pero la ambientación sí que parece
similar.
Y de todos modos Hergé ya había hecho su aportación al tema del “misterio del
cuarto cerrado” en “El cetro de
Ottokar”, cuando Tintín descubre el
ingenioso método usado para sacar el cetro de una habitación cerrada, vigilada
y con rejas en las ventanas.
Interesante. Como bien apuntas, no dice nada malo de Hergé, pero esta bien comprobar las fuentes de las que beben los autores. Al final las tramas de cada historia y en cualquier género se corresponden con un mismo esquema que se repite una y otra vez, adecuándose a cada entorno y cada época. Y algunos casos, como el dibujante del que tratas, utilizan algo más que el esquema...
ResponderEliminarEn fin, seguiré disfrutando con las aventuras de Tintín, y quién sabe si de algun libro de Leroux, de quien no he leido nada todavía.
Sigue investigando, porfa.
Jorge Brichette