viernes, 20 de septiembre de 2013

POPEYE Y MICKEY MOUSE: DOS ECONOMISTAS EN LA GRAN DEPRESIÓN

MICKEY MOUSE Y POPEYE,  ECONOMISTAS EN LA GRAN DEPRESIÓN.
 O  CÓMO SACAR A UN PAÍS DE LA CRISIS ECONÓMICA, SI SE DEJA.

    El martes 29 de Octubre de 1929 , como todos sabemos, se produjo el crac bursátil más grave de la historia de la economía occidental. Fue el inicio de la “Gran Depresión”, que arruinó a países enteros y mandó al paro a millones de personas en todo el mundo. Se prolongó durante toda la década siguiente con dramáticos efectos en los Estados Unidos.  Según muchos historiadores, sólo al tener que prepararse para entrar en la Segunda Guerra Mundial en 1941 logró incentivar la producción industrial, y la economía en general, lo suficiente como para superar la crisis.
    Esos mismos años de crisis social y económica se suelen considerar una Edad de Oro  de la cultura popular de los Estados Unidos: el cine, la música, la literatura y, cómo no, los cómics producen en estos años muchas de las obras más significativas y recordadas.       
    Por ceñirme al mundo de los tebeos la lista de obras definitivas que nacen o alcanzan su cima en esta época es abrumadora:
Kazy kat nace en 1913, aunque accede a las páginas dominicales a color en el 35; Wash Tubbs en 1924 y Captain Easy en 1933;  Popeye aparece en 1929;  Buck Rogers, 1929; Dick Tracy, 1931;  Li´l Abner, 1934; Terry y los piratas, 1934;  Flash Gordon , 1934; The Phantom (el hombre enmascarado),1936;  Príncipe Valente, 1937;  Superman,1938;  Batman, 1939….
    Sin mencionar los muchos personajes nacidos en el cine, la radio o la novela que conocieron exitosas adaptaciones al comic: Betty Boop, El llanero solitario, El gato Félix, Tarzán, y las estupendas historietas de Mickey Mouse que escribió y dibujó Floyd Gottfredson, aunque siempre aparecieron firmadas por Walt Disney.


   No todas estas historietas pretendían reflejar la realidad social del país, no todas son “Las uvas de la ira”, (novela, 1939 y película, 1940), aunque en todas las que estaban ambientadas en el presente temporal, fuesen serias o cómicas, esa realidad se palpa y se ve retratada incluso más directamente que, por ejemplo, la cruda España de los años 50 en los tebeos Bruguera.
    A estas alturas de 2013, para los lectores de un país en crisis como España, puede ser curioso ver cómo, en plena depresión americana de los años 30, algunos de los héroes más populares del cómic mundial impartían unas clases de economía para países en crisis de las que quizá podamos aprender algo útil.
   Me centro en estOs dos:
   -Entre 1931 y 1932 Popeye será contratado por el rey de Nazilia, un país en total bancarrota, para que les ayude a salir de la ruina.
   - Unos años después, en 1936, Mickey Mouse se verá, a su vez, requerido por los gobernantes del Reino de Mendioka para que ocupe el gobierno y les saque de la terrible crisis económica que padecen.
   En ambos casos, es curioso, se trata de reinos. Como España. 


   Empiezo con Mickey Mouse en:
  “Monarca de Mendioka , de 1936, escrita y dibujada por Floyd Gottfredson.
   Al empezar la historia es inevitable pensar en “El prisionero de Zenda”, novela de Anthony Hope de 1894 que ya se había adaptado al cine varias veces: 1913, 1915, 1922. El argumento inicial es muy parecido.  Unos ministros del reino de Mendioka encuentran por azar a Mickey y, al ver lo tremendamente parecido que es a su rey, le piden que lo sustituya temporalmente para poder levantar la economía del país. 


El problema es que el rey Michael XIV es un joven vivalavirgen, que sólo piensa en fiestas y está arruinando al país.
   Mickey se deja convencer y acepta el plan desinteresadamente, pensando sólo en la de gente a la que va a ayudar. Él siempre tan altruista. A fin de cuentas Mickey se acaba de hacer rico en una aventura anterior al encontrar un tesoro en la selva de África. Bueno, en realidad lo de encontrar tesoros es algo que hace de vez en cuando.  
Y él mismo es sumamente generoso con su dinero cuando puede permitírselo.


Es realmente liberal en el sentido que tiene la primera acepción de la palabra en castellano: 
1. adj. Generoso, que obra con liberalidad.
Y liberalidad: 1. f. Virtud moral que consiste en distribuir alguien generosamente sus bienes sin esperar recompensa. 

 No obstante Mickey es plenamente consciente de en qué situación está el  mundo real. Incluso el “otro mundo”. Unos meses antes de ir a Mendioka tiene que enfrentarse a los fantasmas de una casa encantada a los que también afecta la crisis.


 Una vez se hace cargo del gobierno Mickey empieza por aplicar la más clásica de las medidas del liberalismo teórico: bajar los impuestos. Y lo razona aplicando ese famoso “sentido común” que siempre se arrogan los “liberales”:  Ya no logran que se les preste dinero por que son pobres. No se recauda dinero porque los impuestos son muy altos y la gente no puede pagarlos. Y, si los pagan, se quedan sin medios para seguir trabajando. 


Enseguida llega a la segunda gran medida clásica: reducir los gastos del gobierno.  Eso sí, empieza por bajar el sueldo a los ministros y miembros de gobierno. Recordemos que él no cobra nada. Tiene la enorme suerte de que  en Mendioka  los miembros del gobierno son honrados,  leales y abnegados, y aceptan la rebaja salarial con responsabilidad, sacrificándose por su país. 



Dentro de su programa de recortar gasto público, le llega el turno al ejército. Da la impresión de que Gottfredson lo utiliza como máximo ejemplo de lo que es despilfarro gubernamental. El ejército está sobredimensionado y es, por tanto, caro e ineficaz. Al despedir  a la mitad de la tropa se libera una mano de obra que sólo era un gasto para el gobierno y que ahora tendrá que  trabajar en un sector productivo de la economía privada,  las granjas que, con menos impuestos y más mano de obra, previsiblemente más barata, serán así, más prósperas. Podrán pagar los impuestos, el estado recaudará más y podrá pedir prestado más dinero. 

Esta idea de que con impuestos bajos habrá más gente que pueda pagarlos y se recaudará más es casi la misma que Ronald Reagan planteó en los ´80 con sus “reaganomics”.  Por otro lado la crisis agraria preocupó muchísimo a Roosevelt a lo largo de los ´30, que en sus programas del “new deal” incluía medidas de ayuda a los granjeros del país, que padecieron muy duramente la crisis.  Si recordáis “Las uvas de la ira”, el problema de la población rural arruinada, emigrando de un lado a otro del país, viéndose obligada a trabajar en condiciones de explotación, era una preocupación muy extendida que se ve reflejada también en los cómics. Reaparecerá en Popeye.
   Sin embargo la “desinversión” que hace en el presupuesto militar no parece que sea tan útil en la realidad.  Recordemos que según muchos autores la economía se recuperó cuando el estado empezó a inyectar dinero público a través de la industria militar para entrar en la 2ª Guerra Mundial.
Es lo que se llama “keynesianismo militar”:

El keynesianismo militar es una política económica basada en el aumento descomunal del gasto público por el gobierno en el área de defensa militar, en esfuerzo para incentivar el crecimiento económico, siendo una variación específica y particular del keynesianismo. Ejemplos típicos de este tipo de políticas son la Alemania nacionalsocialista, o los Estados Unidos durante y después de la Segunda Guerra Mundial, durante las presidencias de Franklin D. Roosevelt y Harry S. Truman.

    Y no sólo estos. Un demócrata como Kennedy, en los ´60, hizo algo parecido y el republicanísimo Reagan  utilizó este mecanismo, con su “guerra de las galaxias”, para intervenir desde el gobierno en la economía mientras seguía diciendo que no lo hacía.   

Pero bueno, el caso es que todo sale bien y el país se recupera.



  Mickey  aplica medidas más puramente liberales que el propio Roosevelt. Todo lo que en el “new deal” había de incentivos estatales aquí ni se menciona.  Y es que Mickey  tiene la suerte de enfrentarse a un modelo de crisis enormemente simple,  que tiene una única causa claramente identificada en  el comportamiento despilfarrador del rey.  Los altos funcionarios, los ministros y el ejército son honrados y fieles. En cuanto Mickey les explica sus ideas, las comprenden y ven la irrefutable lógica de sus medidas. Y el pueblo es trabajador.  Es decir, el único que se salía de la norma de hacer las cosas “como Dios manda” era el Rey.  Pero de todos es bien conocida la benéfica influencia democratizadora  que el liberalismo ejerce allí donde se aplica.  Con el ejemplo de Mickey el Rey se corrige y pasa a ser tan buen tipo, tan demócrata y tan cordial que, si hubiera elecciones, todo el pueblo le votaría. 

Milton Friedman, el pobre, hizo lo que pudo en Chile con Pinochet, pero ni él era Mickey, ni Augusto debía tener el buen fondo del rey Michael XIV. La realidad no siempre imita al arte. 

Y ahora veamos cómo lo hace Popeye en Nazilia (o Nazilandia, según las ediciones que se consulten, aunque el país no tiene nada que ver con Alemania)
 Es una aventura de  1931-32, con guión y dibujos del gran E.C. Segar.
 La primera diferencia es que Popeye llega al país contratado como “mercenario”, para ganar una guerra que este país mantiene con el reino vecino de Tonsylandia,  y que es el motivo de su ruina. Es decir, va a hacer un trabajo por el que le han prometido una paga de muchos  millones de  pezoozees, la moneda local . Popeye no es rico y sí que actúa por su propio interés.  
El caso es que de alguna manera Popeye gana la guerra. Y cuando exige su paga empiezan los líos.
En seguida nos damos cuenta de que Nazilia no es tan ideal como Mandioka: el rey es un inepto, los ministros son mezquinos y corruptos, la cúpula militar es ineficaz y golpista, los soldados cobardes y el pueblo vago y perezoso.  Y el “sentido común” de Popeye es bien distinto al de Mickey.  En realidad Nazilia está más cerca de la "Libertonia” de los hermanos Marx que de cualquier otro modelo de país. Y “Sopa de Ganso” es de 1933, posterior a esta aventura de Popeye.
En este caso parece que la ruina la ha provocado la guerra. O más bien una guerra mal gestionada por el gobierno: el tesoro público se ha desperdiciado haciendo compras insensatas.  Encima a este país le exigen que pague los préstamos que pidió. Esto a Mendioka no le pasaba.
En estas circunstancias el más elemental sentido común le dice a Popeye que lo que hay que hacer es fabricar más dinero. Es obvio. 
Esta idea, sin embargo, cuando se ha aplicado ha acarreado funestas consecuencias: hiperinflación.

Un  caso  bastante significativos de lo que es la hiperinflación:  En Alemania después de la Primera Guerra Mundial tenían que pagar cantidades ingentes de dinero a los aliados. La recaudación fiscal no era suficiente para hacer frente a los pagos, así que se decidió imprimir dinero extra para efectuar los pagos. Esto hizo que la inflación se disparase a niveles insospechados: entre enero de 1922 y diciembre de 1923 la tasa de inflación acumulada era de un billón por ciento. Esto es demoledor para la economía, la gente empezó a usar otros bienes como moneda de cambio, debido a que el valor no se devaluaba tanto, como los cigarrillos. Se dice incluso que en algunos restaurantes te dejaban pagar antes de comer, ya que al finalizar los precios habían subido.

    La siguiente idea de un ciudadano como Popeye es que un país soberano se supone que tendrá reservas de oro. Que se usen.


Pero desde la Primera Guerra Mundial, y  más aún en esos primeros años 30, países como Estados Unidos y el Reino Unido abandonaron del patrón oro para dejar que el valor de la moneda pueda fluctuar y devaluarse para afrontar la crisis.

El patrón oro es un sistema monetario que fija el valor de la unidad monetaria en términos de una determinada cantidad de oro. El emisor de la divisa garantiza que pueda dar al poseedor de sus billetes la cantidad de oro consignada en ellos. Una alternativa es el patrón bimetálico, en el que la moneda está respaldada por una parte de oro y otra de plata.
Históricamente, la vigencia del patrón oro imperó durante el siglo XIX como base del sistema financiero internacional. Terminó a raíz de la Primera Guerra Mundial, puesto que los gobiernos beligerantes necesitaron imprimir mucho dinero fiduciario para financiar el esfuerzo bélico aún sin tener la capacidad de respaldar ese dinero en metal precioso.

En resumidas cuentas, que este recurso tampoco sirve en Nazilia.
A las malas, recurramos a la economía sumergida.


Hagamos una amnistía fiscal para que aflore el dinero negro. ¿De qué me suena esto?
Además, ¿qué hace que un billete valga y otro no? ¿Un billete bonito no debería valer más que uno feo? Si algo tan vaporoso como “la confianza” resulta ser un valor fundamental en la economía, algo no menos vaporoso, como la “autoridad”,  puede decidir lo que es dinero legal o no. O decidir cuánto menos vale ese dinero hoy.  Y aquí, en Nazilia, vemos que blanquear dinero es mucho más fácil de lo creíamos.
   Es curioso que las soluciones iniciales que se le ocurren a Popeye sean casi estrictamente monetaristas.  Popeye está atrapado en la idea fetichista de que lo importante en economía son los valores nominales de cambio: el dinero, los billetes o el oro.  A Mickey, sin embargo, le preocupaba fomentar el producto interior bruto, la producción de los bienes reales que harán crecer la riqueza de la nación. Puro Adam Smith.  Quizá yo no lo exprese bien, pero parece un modelo de economía especulativa frente a otro de economía real.


    En cuanto aparece algo de dinero, salga de donde salga, te exigen que pagues tus deudas y Nazilia debe dinero no sólo a otros países, también a particulares.


    En España sabemos bien que las administraciones son las primeras en retrasar eternamente los pagos a los autónomos con los que contratan y en bajar el sueldo a sus empleados.

  Sin embargo Popeye, aprovechando que durante un tiempo es nombrado regente por el rey, combate la corrupción aplicando la ley de modo especialmente severo con los delincuentes de alto nivel, y logra  solventar el déficit del país. 


   Logra que le paguen y vuelve a los Estados Unidos. Pero experimenta el grave problema de que te paguen con una divisa débil cuando vives en otro con una más fuerte.


  Pero poco tiempo después el rey Blozo se presenta en América. Pese a todo Nazilia no levanta cabeza. El pezoozee se ha devaluado hasta no valer nada. 


  Con ayuda de Popeye el rey Blozo logra encontrar un tesoro en una isla y vuelven a Nazilia con una montaña de oro. La ironía de Segar respecto al valor que le damos a las cosas no deja de mostrarse aquí.

   Popeye, como Mickey, es un tío desprendido cuando puede serlo. En las nuevas circunstancias le aconseja al rey que reparta esa riqueza entre su población.
Empieza así un festival de subvenciones.
El Rey Blozo y su gobierno empiezan también preocupándose por los agricultores, a los que aquí sí se subvenciona. 

Aquí sí se aplica algo parecido a un “new deal”. Pero eso sí, presionados y amenazados por Popeye, porque el consejo de ministros se muestra ruin y miserable como el de un país auténtico.


  Automáticamente los habitantes de las ciudades, los comerciantes, se preguntan ¿por qué a ellos no les subvencionan y a los del campo sí?, ¿es que ellos van a ser menos?
Presionado, el Rey decide dar a todos los ciudadanos un trozo de oro “como el picaporte” de una puerta.
Esta medida de subvención pública provoca automáticamente inflación, en este caso literal, al “inflar” los fabricantes el tamaño de los picaportes hasta hacerlos como melones, ya que ahora que son el valor de referencia. Creo que asistimos al origen de una “burbuja especulativa” que podría llegar a ser comparable a la histórica burbuja de los bulbos de tulipán en Holanda en el siglo XVII.

La tulipomanía fue un periodo de euforia especulativa que se produjo en los Países Bajos en el siglo XVII. El objeto de especulación fueron los bulbos de tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. Constituye uno de los primeros fenómenos especulativos de masas de los que se tiene noticia. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Tulipoman%C3%ADa

(Para saber más sobre burbujas especulativas, Goscinny y Uderzo lo explican todo en "Obelix y compañía". Sobre burbujas inmobiliarias, "La residencia de los dioses")

Cuando todo el mundo tiene su oro, todo el mundo deja su trabajo. Si son ricos ¿para qué van a trabajar? 
  Para que la gente trabaje, debe volver a pasar necesidades. Aquí aparece una de las sorpresas que los europeos, por ejemplo los españoles, tuvieron que enfrentar en la América recién conquistada: allí la gente no trabajaba aunque les prometieran un buen sueldo. Sánchez Ferlosio lo cuenta muy bien en su "Non olet".  Sólo trabajaban si se veían obligados por la necesidad, por la amenaza del hambre. En los esquemas mentales de los indígenas americanos no estaba la necesidad de hacerse ricos que sí tenían los europeos (y los granjeros de Mandioka). 
   Para salvar el país Popeye tiene que empobrecer a sus habitantes. Y lo hace mediante el juego amañado. 



Si en Mendioka la economía de libre mercado trajo la democratización de la monarquía, en Nazilia lo que pasa es que no se sabe bien ni lo que había. 
El propio Popeye había ejercido de rey interino por delegación del propio rey Blozo, que, enfermo, le cedió la corona. 
Y durante su "reinado" Popeye se mostró escasamente respetuoso con las formas de lo que debería ser un estado de derecho. 






Eso sí, todas sus irregularidades buscan el bien común y resultan treméndamente eficaces combatiendo la corrupción. 



Pero luego parece que es un monarquía electiva.. De hecho el general golpista Bunzo llega a ser elegido rey al ganar unas elecciones frente al rey Blozo, después de hacer, ambos bandos, una campaña electoral basada en el juego sucio. 
Aquí ni la política es honrada, ni las campañas electorales son limpias, ni el poder judicial es independiente, ni nada de nada.



En el mundo de Popeye, las consecuencias de las decisiones aparentemente buenas son siempre catastróficas y se intentan arreglar con otra medida cuyas consecuencias son, también, catastróficas. Pese al tono de parodia enloquecida y absurda, esta sucesión de causas y efectos siempre inestable e imprevisible, resulta mucho más realista que ese equilibrio sensato y perfecto que se logra en Mickey.  Gottfredson ofrece un modelo de economía clásico aplicada a un pueblo sensato por unos políticos bienintencionados, con lo que se llega a una paz social y una estabilidad económica definitivas.  En Mendioka todos reconocen enseguida la sensatez y la lógica de las medidas de Mickey
   En Nazilia Popeye no puede recurrir a la pedagogía. Tampoco sabría.  Para lograr sus honrados propósitos debe recurrir a los más turbios métodos: blanquea el dinero negro, roba a los que le sobornan, apalea a quien  se le opone, amenaza a los miembros del gobierno, hace trampas en el juego, amaña las elecciones, distorsiona las leyes a su gusto... Todo lo hace por el bien de Nazilia, pero tiene una personalidad en las antípodas de Mickey, que es honrado siempre y respetuoso con todos.  Lo que nos queda claro es que Nazilia nunca saldrá de la ruina. Su crisis es estructural y ni siquiera Popeye, que además nunca fue lo que se dice una lumbrera, logrará sacarla de ese estado.  
   Segar, en su sátira  dadaísta y hermanomarxista de una crisis económica, tiene en cuenta muchas más variables y, al final, su análisis, por desalentador que resulte, está más cercano a la realidad que vemos día a día en nuestra entorno.


Las imágenes de Mickey las he sacado de la edición de Fantagraphics, 2012.  Las de Popeye son de las ediciones de Eseuve, 1992 y de la de Planeta DeAgostini, 2009.


Gracias por vuestra paciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario